Se mire por donde se mire, James Cameron es un genio. Este tipo tan sonriente lo mismo te hunde el Titanic, que te hace un documental sobre la tumba de Jesucristo, que convierte a Chuarche en un robot asesino del futuro. Si bien es un director que no se prodiga demasiado, siempre nos ha sorprendido y ha dado esperanza a aquellos que ya veíamos un panorama fílmico bastante negro.

Voy a hacer un análisis de las cuatro películas e incluso sobre la serie de televisión. Siéntate y coge palomitas, porque vamos a ir desde las entrañas de los filmes de segunda clase de los ochenta, al futuro más tuning que te puedas imaginar.

TERMINATOR

Antes dije que Cameron era un genio, y lo mantengo, porque sólo un hombre con aptitudes que al resto nos faltan haría lo siguiente. Por lo visto, la idea para la película del organismo cibernético surgió (aparte de la aportación de Harlan Ellison) tras comerse un sándwich en mal estado. Esto le provocó fiebres y pesadillas en las que estaba convencido de que un robot había sido enviado del futuro para matarle. Cameron también estaba pasando por algunas depresiones, no tenía un duro, estaba sufriendo mucho para terminar una película sobre pirañas voladoras (que, sí, vale, no era suya… pero pirañas voladoras) y se dice que de ahí sacó la idea. El resto de nosotros hubiera vomitado y pedido una baja laboral de un mes por lo menos. Eso sí, si hace años en Ebay se pagaron 520 dólares por un sándwich a medio comer por Britney Spears, ¿Cuánto podría llegar a pedir Cameron por el suyo?

La película, en resumidas cuentas, nos habla de lo siguiente. Dentro de unos pocos años Skynet, una inteligencia artificial con muy mala leche condenará a la raza humana a la extinción. Sin embargo los hombres son demasiado duros de matar y en sus últimos momentos decide enviar a una máquina asesina al pasado para matar a la madre del líder de la resistencia, John Connor. Los hombres descubren lo que han hecho, y son capaces de enviar un único protector que se enfrentará al Terminator en 1984 en la ciudad de Los Ángeles.

Hay que añadir que mientras dura la película, (una noche) Sarah Connor descubrirá lo que el futuro le depara a la humanidad en general y a ella en particular. Harán el amor (es que hay que reconocer que es una forma original para ligar) poco antes de que el Terminator los alcance, y en una fábrica, con su armazón metálico al descubierto, los perseguirá y acabará con Kyle para después ser aplastado en una prensa hidráulica. La pesadilla ha terminado.

TERMINATOR 2. EL DÍA DEL JUICIO FINAL

This time, they are two.

Y si creo que hay alguna película que debería ser estudiada en las escuelas de cine, es esta. Aun recuerdo que cuando salió en VHS yo tenía cinco o seis años, y la alquilé tantas veces que la acabé estropeando. T2 supuso en su momento la película más cara de la historia del cine y creó algunas imágenes que hoy, casi veinte años después, siguen teniendo la misma fuerza. Desde los primeros segundos, con la niña balanceándose sobre el columpio, para pasar a un paraje desolado del futuro donde un Terminator aplasta un cráneo humano, todo es una delicia para el espectador. Sí, es una peli de Schwarzenegger, sí, es ciencia ficción, uno de esos géneros menospreciados por los que van de cultos y repipis, pero ciencia ficción de la buena.

Ahora hay dos máquinas, una que quiere acabar con el hijo de Sarah, John, mientras es sólo un crío y otra reprogramada para ser su protector. Además presenciamos algo increíble en aquellos tiempos, el robot de metal líquido T-1000, capaz de crear armas punzantes y de adoptar la forma de todo lo que toca. Así que le veremos transformarse en los padres adoptivos de John, en un vigilante del hospital psiquiátrico donde Sarah fue encerrada por contar la historia del futuro, y en muchos más. Además, Arnold protagoniza el rol del protector, justo lo contrario que en el anterior filme, cosa arriesgada ya que pensaron que el público recordaría cierta escena en la que sin despeinarse le arranca el corazón a un macarrilla durante la primera parte.

Esta segunda peli nos cuenta además el nacimiento de Skynet, con unas palabras que se grabaron a fuego en la memoria de todos nosotros y nos mostraron el fin del mundo en la escena en la que desde la ventana del edificio de Ciberdyne, Chuarche dispara hacia los coches de policía haciéndolos explotar. En esta ocasión no nos limitamos a sobrevivir, queremos impedir el futuro, cambiarlo, y por eso Cameron nos llevará al origen de todo, al lugar donde Skynet se está desarrollando. Mientras luchan con el T-1000 destruirán todo rastro de su existencia, y la carrera finalizará en una fundición donde se arrojará a la máquina asesina a un pozo de metal fundido donde se retorcerá hasta disolverse en medio de unos chillidos casi humanos.

Entonces el Terminator protector sabe lo que ocurre. Aún hay un último vestigio del futuro, él mismo, y pide que le bajen hasta la caldera para ser destruido también. John llorará, le ordenará que no se marche, que se quede con ellos. Pero la máquina dice que “lo siente” “que debe marcharse” y esto es lo más importante:

“Ahora sé por qué lloráis, pero eso es algo que yo nunca podré hacer”

Cuando finalmente su luz se apaga, Sarah y John se abrazan. Quizá hay esperanza a partir de ahora.

TERMINATOR 3. LA REBELIÓN DE LAS MÁQUINAS

Despacho de los guionistas de T3. 9:47 de la mañana.

Guionista 1: Dicen que John Peters se ha interesado por el proyecto.

Guionista 2: No me jodas, ¿y qué hacemos?

Guionista 1: Estoy por no currarme el argumento. ¡Eh! ¿Y si le damos el guión de la segunda parte?

Guionista 2: ¿Tú crees que colará?

Guionista 1: No sé, ponle una tía buena, a ver qué pasa.

Y para que entendáis de lo que hablo, John Peters fue el tipo que convirtió su sueño frustrado de una película de Superman en Wild Wild West. Si bien no tuvo nada que ver en T3, es de las pocas excusas que creo que podrían usar para justificarse. En el 2003, Matrix ya se había estrenado y ahora cuando pensábamos en máquinas “malas” pensábamos en calamares y tipos trajeados con gafas de sol que repartían toñas como si fueran discípulos de Bruce Lee. Por eso el esqueleto metálico favorito por todos (sí, más que Lobezno) regresó para demostrarnos quién mandaba. Los tráileres prometían escenas apoteósicas, un montón de electrodomésticos cabreados que iban a acabar con la humanidad y a un Chuarche igual de en forma que siempre. Yo compré mi entrada, mis bolsas, mis “bebidas de marca registrada que no voy a mencionar para no hacer publicidad” y me senté bien centradito. A mi lado, un amigo hizo lo mismo. Y las luces se apagaron.

Vemos a un John Connor yonki y soso, que asalta una clínica veterinaria para conseguir medicamentos, a una Kate Brewster que desde el principio nos cae mal y no sabemos por qué. Aparece el Chuarche en el desierto y para conseguir ropa (qué originaaaal diréis algunos) entra en un bar. Tenemos la escenita graciosa de que se la pide a un stripper masculino que le responde: “paciencia cariño”. En seguida aparece la TX, una chica muy guapa que usando la frase de: “me gusta este… (lo que sea) mata a una mujer y la roba. Y en un giro espectacular del guión, la TX ha venido a matar a los generales de John, que son ¿militares? No. ¿médicos? tampoco. ¿científicos? Bueno, uno de ellos trabaja en un Burguer King.

Sin embargo por casualidades de la vida, descubre un poco de sangre de John Connor que hace que la TX experimente un orgasmo (esta vez no lo he dicho yo, aparece en los comentarios del DVD y tienes que ser muy inocente para no darte cuenta de que el robot satánico pone ojitos golosos) y le va buscando. Como esta película no está a la altura de las otras dos simplemente diré que tras hora y media de persecución y actuaciones que dan ganas de matar, llegamos al quid de la cuestión: Kate será la mujer de John (sí, estaba con alguien y se iba a casar, pero no hay nada que una motosierra no pueda arreglar, ¿verdad?)  y juntos se dirigen según el creador de Skynet, (el suegro de John, todo queda en casa) al lugar donde pueden acabar con todo. Y resulta que no es el centro del sistema informático, es un refugio nuclear. Fuera caen las bombas y ocurre el día del juicio final. Quizá el detalle de que todo se vaya a la mierda es lo que le salva, pero una escena no hace una película.

TERMINATOR. LAS CRÓNICAS DE SARAH CONNOR

Hablemos ahora de la serie de televisión. Transcurre entre la segunda y tercera película, y nos cuenta cómo huyen Sarah y John de aquí para allá, buscados por la ley y todo eso. John sigue yendo al instituto (como buena serie o adaptación que se precie, mirad Dragon Ball Evolution) y allí otro Terminator que se hace pasar por profesor intentará matarle, pero se interpone una chica muy mona de la edad de John que TAMBIÉN es un robot del futuro. Dejando a un lado el detalle de que en la primera peli Kyle Reese aseguraba que destruyeron la máquina del tiempo, (¿después de eso nos seguimos fiando del tito John Connor?) nos muestran que vienen numerosos robots que se encargan de realizar diversas tareas antes de que la guerra estalle como construir otra máquina del tiempo y almacenar recursos. Al final del capítulo piloto John, Sarah y la adolescente mecanizada saltarán unos diez años hacia el futuro, explicación que sólo se entiende porque es más fácil grabar una serie ambientada en la época actual que hacerlo en el momento en que cronológicamente ocurre y así evitamos fallos como: “en 1995 esto no existía y bla, bla, bla”. La serie, aunque tiene algunos logros, sobre todo en la segunda temporada, abusa demasiado de la franquicia gracias a la cual se sustenta, aparecen personajes de las anteriores películas y relatan lo que hicieron, una herramienta para que tu cerebro “conecte” con lo que ya vio y le gustó. Y por eso engancha, porque quieres saber más, por la misma razón por la que se siguen vendiendo novelas de Star Wars cuando la mayoría no valen ni el papel donde están impresos.

Como apunte personal, el final de un capítulo que me gustó. La Terminator, una máquina que no piensa, que no respira, que no siente ninguna emoción escucha una canción y recuerda los movimientos de ballet que le vio hacer a una mujer hace poco. Se deja llevar, los ejecuta de forma eficaz, con gracia, mientras es observada por el hermano de Kyle Reese, que también ha venido del futuro. ¿Sabe lo que está haciendo? ¿Lo entiende, al menos? No importa, simplemente sigue bailando.

TERMINATOR SALVATION
Corre 2018 y el anunciado líder de La Resistencia no es tal, ya que está bajo las órdenes del General Ashdown (Michael Ironside con su cara de malo perpetuo, ¿es que este hombre no sabe hacer otra cosa?), aunque se le considera vital en la lucha contra las máquinas, ya que debido a todo lo que sabe acerca del futuro, es más considerado como un profeta que como líder de la lucha contra la aniquilación de la raza humana.


James Cameron en su primera entrega nos hablaba de un mundo apocalíptico tras el control total de las máquinas. En su segunda dejaba visualizar ese mundo al principio del film y en algunos flashbacks a modo de sueños de Sarah Connor. Pero llegó Jonathan Mostow y con la misma idea base destrozó lo que muchos consideraban una de las mejores películas futuristas de las últimas décadas. Y finalmente, ahora, en 2009 llega McG intentando sacar a flote la franquicia de los Terminators y se queda a medias, entre el profundo abismo en que la sumergió Mostow y lo que llegó hacer Cameron sobre todo con su segunda entrega. Es un quiero y no puedo. 


La verdad, es que interesante y entretenida es, no demasiado, pero tampoco estás continuamente mirando el reloj para ver cuando se acaba de una vez la película en cuestión. Pero los fx son de risa. Yo creía que con eso de estar en pleno siglo XXI, los fx mejorarían y con mucho (sólo hay que ver por ejemplo películas como los Transformers por citar una con robots) pero nos encontramos que en lugar de avanzar vamos para atrás. Porque algó que me llamó mucho la atención es lo mal conseguida que esta la escena del Marcus mitad máquina mitad humano, con carne desprendida y su endoesqueleto de metal a la vista (la plastilina se notaba que era demasiado).

Si dejamos de lado los fx, podemos fijarnos en su BSO y algunas escenas que me huelen demasiado a otras películas, sobre todo si combinamos lo que sucede en pantalla con la BSO que le acompaña. Porque es que me parece de risa, que en una peli de Terminator acabe acordándome de Spielberg, Cruise y Williams en su “Guerra de los mundos”, y solo por el sonido que hace la maquinita de marras cuando empiezan a atrapar a los humanos para llevarlos a campos de concentración. ¿Es solo a mi, o algunos de vosotros os ha recordado dicha película cuando el robot empieza a coger la gente y a meterla en esa especies de bunkers? Que lo que me pregunto yo es que según las otras entregas, ¿los Terminators hacían presos? Siempre me dirán que al principio de la guerra, mucho antes del T1000 o el desarrollo de la Terminatrix podrían hacerlo, pero de verdad que pega, hasta con la misma música, como esa enorme máquina, suelta ese “bufido” cuando empieza a capturar humanos que se esconden de las máquinas asesinas? Demasiado tufillo a refrito de muchísimas otras películas.

Lo mejor y de risa, lo de un resucitado Marcus Wright. Una máquina que no sabe que es máquina. Un hombre, asesino en su época que cede su cuerpo a la ciencia y se despierta años después con un endoesqueleto de metal, y que (¡¡como no!!) decide elegir (se supone que la elección es lo que diferencia las máquinas de los humanos) y se queda con los buenos. Con aquellos que no sólo le han ayudado (los que menos), sino con los que le han torturado, le han intentado matar simplemente por lo que es y lo que representa (un gran avance por parte de Skynet) , para acabar finalmente como un héroe salvando la vida del que al final de la película sí que acabará siendo el héroe y líder de la famosa Resistencia.

Mención a parte se merecen las chicas protagonistas del film. Blair (Moon Bloodgodd), chica dura donde las haya pero necesitada de un salvador en la misma típica y tópica escenita de chica en apuros, se diluye en cuanto comienza su periplo junto a Marcus hacia la base de la resistencia. Kate (Bryce Dallas-Howard), la mujer de Connor solo esta para darle fuerzas a su marido y poco más (se supone, o nos enseñan en la tercera, que por muy mala que sea sigue estando ahí, sigue contándonos algo sobre la vida de Connor), vamos, una mujer florero, porque la Bloodgood aún hace algo.

Helena Bonham-Carter, pues tres cuartos de lo mismo. Se sabe que está. Se sabe que aparece. Se sabe que es la culpable de lo que le ha tocado a Marcus. Y la niña, Star (Jadagrace), que me cuenten a mi el porqué de su aparición. Solo sirve para hacer “mas humano” a un Marcus que al principio solo intenta salvar su culo (como haría cualquier otro en su situación, que no sabe donde está ni como ha llegado ahi, ni que son esas máquinas que intentan acabar con todo bicho viviente). Ahhh claro, y para dar a Connor el detonador para acabar con la base de Skynet. De verdad que ya me estoy cansando de los niños que meten en un film aunque sean con calzador para hacer que sintamos lo buenos que puedan llegar a ser algunas personas porque la vida de un niño corre peligro (y no señores, no es crueldad, pero es algo que están haciendo en muchísimas películas para que la edad para poder visionarse una película no sea para mayores de 18). Creo que es suficiente con el jovencísimo Kyle Reese.

casi que ni voy a hablar de la tonteria de la señal que aniquila a los terminators porque es para llorar. El gran mando oculto. El que dirige todo el cotarro a la hora de atacar a las máquinas en un asalto por sorpresa y a la misma vez por parte de la humanidad (ejem, ejem….donde habré visto yo esto antes), no se dan cuenta que esa señal podría atraer a las mismas máquinas ya no porque sea un truco (como más tarde se revela), sino porque emite determinadas ondas electromagnéticas y señales que podrían ser captadas por esas máquinas a las que intentan dar caza. Vaya alto mando!!!! Lo peor es que esto no siempre ocurre en las películas.

Lo mejor el cameo del Chuarche. Impagable, a pesar de que fuera otro el que pusiera el cuerpo. Pero la mejor escena, con la música de siempre y la cara de mala ostia del gobernador atacando a un John Connor desconcertado, hizo que la sala entera vibrara recordando películas anteriores.

Pienso, y es mi opinión, y entiendo que haya gente que le parezca una maravilla (siempre he dicho que para gustos los colores), que si esta peli se hubiera llamado de otra forma, si sus protagonistas no hubieran sido John Connor y los Terminators, quizás funcionara mejor. Porque bien es cierto, que en muchas películas tenemos refritos de otras, pero en una peli que se supone que es esperada por mucha gente, por ser una continuación de una saga bastante conocida y que con su segunda parte hizo que refranes del tipo “segundas partes nunca fueron buenas” se fueran al carajo (perdón por la expresión), no tenía que haber recurrido a grandes escenas y/o diálogos pertenecientes a blockbusters de años anteriores. Una cuarta entrega de Terminator, y sabiendo que era un intento de reflotar la franquicia de las máquinas asesinas tenía que haber sido mucho mejor (y no solo en cuanto a fx, sino a guión, a interpretaciones, a música) para que un espectador cuando saliera del cine  no dijera solamente “es entretenida”. Cuanto bien y cuanto mal ha hecho Cameron en el mundo del cine con “Terminator: El día del juicio final”.

Lo peor, es que tendremos más Terminator para rato. Ójala que sean otros los que se encarguen del guión y de dirigir la película y meter mejores y más fx. Yo sé a quien le daría la oportunidad, porque se que seguramente, me entrentendría muchísimo más que viendo esto que ha hecho el director McG con las pobres e irrisorias máquinas del futuro (que en las primeras entregas no lo parecían).

Fuente: Fussion Freak



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